"Aqui más sobre mi vida"

“Mi vida”
Nací en Santiago el 19 de julio de 1840.Mis padres fueron Manuel Balmaceda y Ballesteros, y Encarnación Fernández. Yo fui el primero de 12 hijos de una familia adinerada.
A los 9 años ingresé al primer curso del Colegio de los Padres Franceses como interno en el Seminario de Santiago y sentí en mi juventud una manifiesta vocación sacerdotal, cursando durante varios años la carrera de Teología.
Me casé con Emilia de Toro Herrera, bisnieta del conde Mateo de Toro y Zambrano, y con ella tuve seis hijos. José Manuel, Pedro, Enrique, Elisa, Julia y María. Enrique se incorporó al Partido Liberal Democrático, organizado por mis seguidores.
En 1864, fuí el secretario particular de Manuel Montt en la legación del Congreso Americano que se celebró en Lima. De regreso en Chile en 1865, me destaque como un gran orador y gozaba de un bien ganado prestigio.
Mi marcado espíritu liberal me había convertido en el paladín del reformismo de la época, destacándome además como periodista y posteriormente parlamentario. Fuí miembro del Club de la Reforma fundado en 1868.

“Mi misión en la República Argentina”
En 1879 me correspondió cumplir una importante tarea. Fuí comisionado por el Presidente Aníbal Pinto en carácter de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario del gobierno de Chile a la República Argentina, con la responsabilidad de lograr una declaración de neutralidad en la contienda del Pacífico. Obtuve un compromiso de parte del Presidente argentino de no intervenir en el conflicto.

“Mi gobierno”
Fuí proclamado candidato a la presidencia de la República en Enero de 1886 en Valparaíso. Recibí el apoyo de los partidos Nacional, Liberal y una fracción del Radical, lo que me permitió contar con una fuerte mayoría política. Resulté triunfador el 15 de junio de ese año.
Como lógico sucesor de Santa María, subí al poder en medio de una estrepitosa tempestad política, que se expresaba en violentos escenarios de lucha parlamentaria.
Al asumir la primera magistratura, me propusé lograr la unión de todas las fracciones liberales y mas aun de cimentar la unidad nacional, como una forma de superar los enfrentamientos y las luchas partidarias y electorales del período anterior. En este clima inicié mi gestión de gobierno que se caracterizó por una extraordinaria actividad política y administrativa.

“Mi crisis de 1891”
Mis diversos intereses y de los partidos frente a las futuras elecciones produjeron la caída sucesiva de mis gabinetes.
Con esto se me iría cada vez más anulando toda posibilidad de entendimiento.En Octubre, clausuré el periodo extraordinario de sesiones, sin que se hubiesen despachado las leyes de presupuesto y de fuerzas del ejército. Formé entonces un nuevo gabinete de amigos personales.
El 1 enero de 1891, hice público un manifiesto en el que declaraba que regiría para ese año el mismo presupuesto del año anterior. Cuatro días después, con la firma de todos mis ministros, dispusé que lo anunciado entraba en vigencia, ya que el Congreso no habia despachado la Ley de Presupuesto.
Con este acto Balmaceda violaba la Constitución y de hecho asumía la dictadura. La mayoría parlamentaria respondió firmando un acta de deposición. Así el conflicto constitucional tocaba fondo.